jueves, 15 de octubre de 2015

LA VERDADERA HISTORIA DEL DOBLE ESPIA COLON Y LA HISPANIDAD

Por JOSAN CABALLERO.
(Acróstico de indudables revelaciones historicistas, en el desacralizado y/o vituperado MES DE LA HISPANIDAD)
LA EXTRAÑA Y EXPIABLE “CUBANIDAD” DE SALVADOR FERNANDEZ ZARCO
Cateros y templarios dieron más fama al hombre, Ordenado a un doble papel, en nuestra historia: La Corona de España triplicó vanagloria Universal de “espía”, aunque, en verdad, asombre Mencionar su estatura de insigne navegante, Bendecido por reyes, como “El Almirante”: Usó de su Aventura, para ganar rencillas, Salvando a Don Juan Segundo, en zancadilla,
Donde Brasil fue tierra, que vino de perilla A Portugal, si exige al Papa armar cartilla Y obligar a firmar “Tratado Tordesillas”:
Orden de Cristo impuso que los descubrimientos De “Ultramar” fueran pactos de estricto cumplimiento: Impidieron burlar convenios paralelos: Alcazobas-Toledo aprisionó los velos
De tan “premeditada y alevosa infracción”, En el borde exacto a zonas de exploración:
Los límites se quiebran, para dar expansión A los Reyes Católicos; y no era confusión
Rumiar otros espacios, sino que el gran "Colón" Acaparó los medios de “usar” contradicción, Zampando un duro golpe a “Reconciliación”, A expensas de Isabel, Primera de Castilla,
En trono con Fernando, Segundo de Aragón: Ninguno suponía, que el astuto "bribón"
Enfilara a la “Orden de Cristo” su mirilla, Ligando su interés al de sus cabecillas:
Mantenía secretos, por ser un portugués, Encargado de dar a España sus traspiés, Sobre tierras de Asia y Africa, al revés
De aquello que pensaban, quienes le daban su oro, Entendiendo que iría a demostrar decoro,
Lealtad, fidelidad, lo mismo que los moros Apagaron sus ansias, tras la “conciliación”:
Historia que se torna eterna revisión, Improvisando que la doble identidad Supuesta de Cristóbal era una realidad Posible de saberse, con posterioridad A su muerte, pues nadie dio credibilidad, Negando que éste fuera “lusitano”, en verdad: Imposible que Génova fuera, incluso, ciudad De nacimiento para un intrigante agente, Al servicio de “Empresa de Indias”, en el poniente, Destinada a cambiar el mundo de repente,
Quien, con “Tres Carabelas”, armaba su flotilla, Uniendo continentes, al Sur, por “Las Antillas”: Enfrentando un “hallazgo”, que no era maravilla:
Encontrar esas tierras, más allá de sus millas, Sellaba un compromiso de naves castellanas:
Debate que, aún hoy, “descubre” ruta vana, En torno al “Almirante de la Mar Océana”:
Le pone “Cuba” a la isla, que luego llama “Juana”, Al pensar que “Alentejo” pudiera verse insana
Herejía u ofensa a la España Cristiana, En reconciliación, con naciones hermanas: Rúbrica encubierta, por sigla cabalística, En firmas de Colón, trae lectura artística: Nominado “Virrey”, en sus tierras de América, Columbus deja seña secreta y perisférica: Insaciable el estudio de su “árbol genealógico”: Augusto Mascarenhas descifró cada tópico,
Hilvanando las frases del personaje épico, Impregnando su rol, como ícono hermético: Su nombre es “Salvador”; sin par: “Fernández Zarco”: Parece que "Colón" tuvo su “alias” del parco Arzobispo Colonna, su abuelo, que fue Papa, Nombrado “Martín Quinto”, entre quienes destapan Alianzas con la Iglesia, para tener el “Mapa
Mundi” hacia las tierras, que conquistan y atrapan Unicamente por ganar más territorios: Nublar esta verdad trajo muchos mortuorios Dividendos: Comienza idioma su casorio Instantáneo de esencias, como otros velorios, Al promulgarse órdenes: Misiones, en segundos, Latinizan estirpe de nuestro “Nuevo Mundo”,
Ajeno para ellos, cuando impropios e inmundos Colonizaron todo, cual negocio rotundo: Tesoros que se inventan, malgastan con infundios, Uniendo propiedades, igual que latifundios: Arden las hordas viles y nacen los gerundios: Lunares de leyenda, que es hoy la Hispanidad:
Abrazo a tanta muerte, con vida y claridad: Materno desenlace de tierra en pubertad, Empujada a parir su consanguinidad: Naciones que celebran, para la Humanidad
su fusión, entre siglos, de gran disparidad, heredando los sueños de la inconformidad, y con-formando el trono de su infelicidad, a pesar de que sigan perpetuando la edad de los “encubrimientos”, por cuya santidad vienen y van haciendo turismo y propiedad, aumentan sus caudales, codicia y vanidad, planeando, entre comillas, más incapacidad, subdesarrollo sobre la gente en puridad:
Mentiras, que cabalgan, con ecuanimidad, frente a una ruta larga de discapacidad, que disfruta el planeta y nuestra sociedad:
La historia que les cuento no es nueva, en realidad, sino que tengo pruebas de su autenticidad:
No hay por qué no creerla, con tal veracidad, que peligren sus almas, por la intranquilidad, sino, para que el mundo sepa la suciedad, que esconden en los libros, como la nulidad de festejar el mito de nuestra Hispanidad, ante tan derruído mapa de iniquidad:
Lo mismo que aplaudir, hoy, la seguridad de un poder que se burla de nuestra ingenuidad, soltando los resortes de su prosperidad, en frente de nosotros, con gran temeridad, por la inmensa patraña, la manca saciedad, de vender sus mentiras, por una cantidad racionada de vida, con bienes y maldad, cobrando la moneda de nuestra libertad.
José Antonio Gutiérrez Caballero
Miami, 12 de octubre del 2015.
Ver otras entradas en JosanCaballeros's Blog:
https://josancaballero.wordpress.com/2009/05/01/mas-caras-del-almirante-cristobal-colon/
https://josancaballero.wordpress.com/2010/10/12/la-hispanidad-tiene-tambien-un-tinte-portugues/
El oscuro enigma del origen de "Colón"
Mucho se ha especulado sobre el origen del Almirante y descubridor de América, hasta el punto de que hay varias tesis que sustentan raíces italianas, gallegas, catalanas, francesas y griegas, mientras los últimos hallazgos nos conducen a una sórdida identidad, como doble agente de los portugueses y los españoles, que nos asegura una verdadera novela, entre cateros y templarios, que ahora van a conocer en detalle, por este día de Cristóbal Colón, dentro del mes de la Hispanidad, en los Estados Unidos, tomando como punto de partida el 12 de octubre de 1492.
Christopher Columbus es un célebre navegante, cuyo nacimiento se remonta, al parecer, entre el 26 de agosto y el 31 de octubre de 1451, conjeturado por muchos en Génova, capital (en la Edad Media) de una ciudad, que rivalizaba entonces con Venecia, y que, en 1798, se constituyó en república de Liguria, por lo que es a él a quien se le concede el título de «Almirante de la mar Océana», considerado el descubridor de América, para Europa y muchos países del mundo, como parte de un proyecto, «descabellado» entonces, de llegar a las Indias por el Occidente.
Pero, justiciera y verídicamente hablando, Colón se constituye como el iniciador de una cruzada colonial y esclavista en América, continuada por una guerra de exterminio y saqueo de su población aborigen, convertida al catolicismo porque sí, con el peligro de ser diezmada o extinguida en sus últimas consecuencias, quedando para algunos países como un reducto étnico, desarticulado e invalorable hasta la actualidad, en que ha comenzado a dar pruebas de su existencia y peso colosal en la historia de los pueblos del Nuevo mundo hispanoamericano, para beneplácito y regocijo de aquellos que se han mantenido reivindicando el aporte evidente y la permanencia de estas etnias dentro de la cultura tradicional popular y el desarrollo endógeno de nuestro espíritu e idiosincrasias nacionales.
Ahora bien, dentro del análisis eurocentrista, Cristóbal Colón goza un breve tiempo de respeto y celebridad por su «hazaña», pero las propias «glorias» sepultan su memoria entre sus contemporáneos, ya que la muerte delAlmirante, en 1506, no está envuelta en los vítores voraces de la victoria, sino en medio de un insondable mar de incomprensión, amargura y abandono.
Respecto a la identidad de este controversial personaje, ha aparecido un artículo de actualidad reveladora, en el diario Granma, de La Habana, Cuba, correspondiente al lunes 8 de agosto de l988, que reproduce, a su vez, un cable de la agencia de noticias EFE, válido para que se analice in extenso,pues son datos que aportan mayor credibilidad al misterio de la doble personalidad y trayectoria posible de este hombre paradigmático de la Edad Media, que, con su hazaña marítima, casi al igual que Cristo, logró dividir, en un antes y un después, los tiempos modernos historiográficos y las opiniones sobre el Viejo y el Nuevo Mundo medievales.
Con el título de «Cristóbal Colón nació en Cuba», en el artículo publicado por Granma, se cita al investigador Augusto Mascarenhas Barreto, quien, igualmente, en 1988, presenta en Lisboa su investigación El portugués Cristóbal Colón, agente secreto del rey don Juan II, en donde argumenta y demuestra con hechos contundentes (seiscientas cuarenta páginas, doscientos grabados y mapas, cuatrocientas notas bibliográficas y seis capítulos), cómo el supuesto Almirante de la mar océana «que hizo el primer viaje trasatlántico se llamaba Salvador Fernández Zarco», y que verdaderamente «nace en Cuba, en un pueblecito de la región portuguesa de Alentejo.» (1:3), confirmando de ese modo que «con las credenciales de su parentesco y su formación en la Orden de Cristo, el Estado portugués escoge a Fernández-Colón para una misión delicada, de la que depende el futuro de su bien planeada empresa descubridora, amenazada por la apabullante fuerza del expansionismo castellano impulsado por Isabel [I de Castilla, 1451-1504] y Fernando [II de Aragón, 1452-1516]». (1:3)
Si ya se sabe que Salvador-Cristóbal es hijo natural del infante Fernando de Portugal, sobrino heredero adoptado y sucesor de don Henrique, el navegante, líder también de la Orden de Cristo, se ha de entender enseguida el porqué de su filiación y derrotero futuro, así como «de la presencia catera en Portugal desde su fundación como reino, y de la convergencia en algunos puntos de los cateros y los templarios, impregnando ambos a la Orden de Cristo, impulsora de los descubrimientos ultramarinos portugueses», y esos «cateros» son nada más y nunca menos que los «tan populares, misteriosos y conspiradores» que «inmortalizó Umberto Eco en El nombre de la rosa», así como las dos novelas best sellers, escritas por Dan Brown, El código Da Vinci, o Ángeles y demonios.
Pero esta «maraña genealógica» del susodicho Colón no termina ahí, porque el abuelo paterno de Salvador Fernández Zarco es precisamente «el rey don Duarte de Portugal, y su abuela materna Constanza Ruiz de Sa, hija de Cecilia Colonna, concebida a su vez por el Arzobispo de Lisboa, padre además de Otón Colonna, reseñado entre los papas como Martín Quinto», o sea, que a Cristóbal le cuadra muy bien la conocida frase «de casta le viene al galgo».
Es obvio que, el sustentado estudio del portugués Augusto Mascarenhas aporta evidencias y datos interesantísimos sobre este asunto: «La misión encomendada por la corona portuguesa y cumplida por Fernández-Colón fue una provocación de gran sutileza […] El almirante de Castilla, pretendidamente al servicio de los monarcas españoles y al frente de tres carabelas castellanas, se propone “oficialmente” ir en busca de las Indias orientales por el camino del oeste… Pero no era así. Después de abandonar y navegar a lo largo del paralelo que servía de límite a las zonas de exploración pactadas por portugueses y castellanos en los tratados de Alcazobas y Toledo, pone rumbo al sur para “descubrir” las Antillas, ya conocidas por los navegantes portugueses y que, según su particular interpretación de tratados anteriores, quedaban dentro de su zona de influencia. Esa premeditada infracción a los tratados por parte de naves con bandera castellana, permitió al rey portugués don Juan Segundo protestar ante el Papa e, indirectamente, obligar a los Reyes Católicos a firmar el Tratado de Tordesillas, que dejó sólidamente en manos de Portugal la conquista y explotación de Brasil y los territorios africanos y asiáticos que eran los que realmente les interesaban y los vedaban a los españoles.» (1:3)
Luego, el investigador Mascarenhas descifra la sigla cabalística con la que ha firmado Salvador-Cristóbal todos sus escritos, concluyendo que «los cabalistas de su Orden de Cristo e incluso algunos extranjeros de formación templaria de aquel tiempo hubiesen descifrado con facilidad las dos docenas de signos con los que Colón rubricaba sus escritos», por lo que el artículo que reproduce el diario Granma, comenta que, finalmente, «Mascarenhas, buceando en las profundidades de la historia, removiendo polvorientos manuscritos e interpretando olvidados documentos, asegura que a pie de escrito lo que el Almirante firmaba decía, tras la traducción del latín: “Fernando, Duque de Beja, casado con Isabel, llamada de Cámara, son mis progenitores de Cuba. Salvador Fernández Zarco”. Colón, así, no era más que un “alias” del agente secreto portugués, posiblemente inspirado en el apellido de su abuelo, el arzobispo Colonna.» (1:3)
Dos últimos detalles saltan sobre esta nota. Uno tiene que ver con lo dicho en la conferencia de prensa, en Lisboa, por Augusto Mascarenhas, en torno al resorte que le permite llegar al laberinto de Cnosos, y salir airoso, de la historia real del supuesto Cristóbal: «…la llave para abrir la puerta que hasta hoy guardaba esos secretos la encontré en la atenta lectura de los escritos del propio Colón y de sus coetáneos».(1:3)
El otro aspecto gira alrededor de un nuevo artículo, incluido en el diarioGranma, del 20 de agosto de l988, y firmado esta vez por Fernando Dávalos, en donde su autor habla sobre el impulso auténtico de Colón, en l492, al llamar a la isla que recién descubre Cuba (seguramente, por la cercanía afectiva con la del sur de Portugal), pero enseguida se arrepiente y prefiere denominarla Juana, «al comprender que su conducta podría interpretarse como una herejía o una ofensa grave a la España vencedora en la Reconquista sobre los moros».(2:4)
Claro que, antes y luego de la extensión del tema, son muy propicias las palabras de Fernando Ortiz (1881-1969), sobre esa personalidad tan controversial de la historia de Cuba y, sobre todo, de los que viven en este lado del Nuevo Mundo: «Ni Cristóbal Colón escribió su diario, y jamás ha podido ser conocido en su integridad ni en su redacción auténtica».
Valga entonces este acercamiento para iluminar el sombrío túnel de las auténticas investigaciones, con el objeto de dar al traste con muchas aseveraciones que pululan por estos días en la mar océana de la televisoras y los periódicos de esta inmensa Mitad, quienes, sin apenas hacer la mínima indagación o cuando menos una lectura científica y escrutadora de los pormenores del asunto (hasta donde se haya conocido o explorado), se aventuran como el otrora Almirante, para dar fe engañosa de su diario navegar por una mar revuelta en este Nuevo Mundo literario continental, pero enseguida dichas intenciones pueden dar al traste con su propia credibilidad como investigadores o disertadores de cualquier tema, y convertirse en una escabrosa ganancia de pescadores.
José Antonio Gutiérrez Caballero La Habana, Cuba, 1989.
Otro Acercamiento Eurocentrista a dicho Tema
¿COLÓN PORTUGUÉS?
Por Alfonso Philippot Abeledo.
Obsesionados con la vieja teoría del “Colón portugués”, nuestros vecinos del otro lado del Miño han llevado al cine su anacrónico “Cristovâo Colombo – O enigma”, dirigido por Manoel Oliveira. Defendida en principio esta tesis por Patrocinio Ribeiro (Coimbra, 1916), y posteriormente por Pestana Junior (Lisboa, 1928) y Mascarenhas Barreto (Amadora, 1988), inventores del método cabalístico, llamado también “Método de la sopa de letras”, extrajeron de la enigmática firma de Colón el nombre de Salvador Fernández Zarco, con quien le identifican. El personaje en cuestión, hijo natural del Infante D. Fernando y de Isabel Zarco, vendría a ser nada menos que primo del rey de Portugal, don Juan II.
Salvador Fernández Zarco, habría nacido en el Palacio Ducal de Cuba, en el Alentejo, localidad a la que el rey le concedió extraordinarios privilegios cuando era apenas un villorrio del término de Beja. “¿Por qué ésta consideración por Cuba?, se preguntan sus habitantes, y añaden: “¿Sería una forma de reconocimiento por los servicios que le prestaba Salvador Fernández Zarco, infiltrado en Castilla bajo el nombre de Cristóbal Colón?”
La importancia de estos símbolos se refleja, precisamente, en Cuba, donde existe un portal decorado en bajo relieve con tres ramas dispuestas en triángulo, tal y como aparecen en el gabán del rey Fernando el Católico, a quien confunden con el propio Cristóbal Colón del famoso cuadro de la Virgen de los Navegantes. Símbolo que constituye “un auténtico documento histórico”, dicen, sumado al hecho de que el Almirante pudiera haber nacido en Cuba, con cuyo nombre bautizó a la mayor de las islas caribeñas descubiertas durante el primer viaje. Aquel portal se conserva hoy en la antigua ermita de San Blas, construida en 1485; pero, analicemos el valor real de dichos símbolos:
El cuadro de Alejo Fernández, titulado “Nuestra Señora, amparo de los navegantes”, fue hallado a finales del siglo XIX en el Alcázar Viejo de Sevilla. La composición del mismo es alegórica a los trabajos de la Casa de Contratación, y las naves y trajes de los personajes en él representados corresponden al primer tercio del siglo XVI. Conozcamos la descripción que de los mismos hicieron dos importantes especialistas: D. José Gestoso y Pérez (1852-1917), Director del Archivo y Museo Municipal de aquella ciudad, y D. Manuel Ruiz del Solar y Azuriaga en su obra “La Casa de Contratación”, publicada en 1903:
“En el grupo de personajes situados a la derecha de la Virgen, aparecen un anciano Monarca, un Obispo con bastón, ligeramente encorvado, y un Abad. En el de la izquierda se observan varios caballeros, cubiertos con gorras y mantos lujosos que representan a los antiguos navegantes de la Casa (Cristóbal Colón, Amérigo Vespucci y Vicente Yáñez Pinzón). En el grupo de la derecha, el anciano Monarca es don Fernando el Católico con riquísimo gabán, en los últimos años de su vida. Al lado de la Virgen se halla don Juan Rodríguez de Fonseca, Intendente de Indias. Y en medio de los dos el Doctor Sancho de Matienzo, primer Abad de Jamaica.”
En lo que atañe al nombre indígena de Cuba, anotó Colón en su Diario el 21 de Octubre de 1492: “… y después partí para otra isla grande, que creo debe ser Cipango, según las señas que me dan estos indios que yo traigo, a la cual llaman Colba…” Esta isla fue rebautizada una semana más tarde por el Almirante con el nombre de “Juana”, y así se llamó en lo sucesivo, hasta que el rey Fernando le cambió el nombre por el suyo propio, bajo la forma de “Fernandina”. Pedro Mártir se refiere a “Cuba” y a “Fernandina” como si fueran dos islas, llamándola también “Alpha”, retomando el nombre que le diera Colón a la punta de “Maisí”. Posteriormente, “el sonoro y corto nombre de Cuba –dice Antonio Nuñez- primó sobre los topónimos que quisieron imponerle tanto su descubridor, como el rey de Aragón y los conquistadores españoles” (*).
Según el paleógrafo Fernando Ortiz, en su obra “Cuba primitiva”, las palabras “Cuba” y “Ciboney” tienen una misma raíz: la voz “ciba”, que equivale a piedra o montaña. Para José Juan Arrom, en su discurso de ingreso en la Academia Cubana de la Lengua, titulado “Historia y sentido del nombre Cuba”, la palabra “Kuban” significa “mi campo, mi terreno”; manifestando que la voz “Kaba” o “Kuba” debe ser por consiguiente la voz que Colón oiría, y eso vendría a explicar la vacilación del Almirante entre “Colba” y “Cuba”.
Digamos para terminar que la novela “Cristóbal Colón era portugués”, del matrimonio Da Silva-Jorge, en la que se inspiró el veterano cineasta Manoel Oliveira, no es una novela de corte histórico, por cuanto su contenido corresponde a hechos y personajes históricamente falsos. No obstante, el 28 de Octubre de 2006, el Presidente de la Cámara Municipal de Cuba (Beja), D. Francisco Orelha, tras las “sabias” conclusiones de los doctores Augusto Mascarenhas y Luciano Da Silva, inauguró una estatua dedicada a Cristóbal Colón, “para conmemorar los 514 años de la llegada del descubridor a la isla que bautizó en honor de la tierra que le vio nacer”.
(*) Don Antonio Nuñez Jiménez (1923-1998), fue Presidente de la Academia de Ciencias de Cuba. Su obra consta de más de 190 volúmenes, dedicados especialmente a estudios geográficos y de espeleología. En Marzo de 1989 publicó su magnífico “Reportaje del Descubrimiento”, en el que plasmó -en alas de la imaginación- los comentarios de los personajes más notables de la historia. Y en 1995 se le confirió el titulo de Doctor Honoris Causa en Ciencias Geográficas por la Universidad de La Habana.
En Vigo, a 18 de Enero de 2008.
http://www.colon-philippot.com/libro1.htm
Nota: El artículo de Josán Caballero forma parte de una monografía más extensa, escrita desde el 1 de mayo de 1989, y cuyo contenido esencial aparece dentro de su ensayo El tesoro encontrado, o La serie literaria infantil de Cuba a Hispanoamérica. Libro Primero (1783-1857),que ha permanecido inédita hasta ahora, pero que él decidió incluir este fragmento en su blog, desde el 1 de mayo del 2009, dada sus implicaciones culturales y sociales, además de celebrar, con ello, el veinte aniversario de dicha investigación.
Bibliografía utilizada
1. Granma. «Cristóbal Colón nació en Cuba», de la Agencia EFE. Diario del 8 de agosto. La Habana, 1988.
2. ———- Diario del 20 de agosto. La Habana, 1988
José Antonio Gutiérrez Caballero
Miami, 11 de octubre del 2010.
https://josancaballero.wordpress.com/2011/02/22/hemos-sido-conquistados-nuevamente-bajo-los-signos-de-la-traicion-y-el-espionaje-cuba-heredera-de-las-mentiras-de-colon/
https://josancaballero.wordpress.com/2013/10/15/el-gran-negocio-del-columbus-day-y-la-mentira-conveniente-de-la-hispanidad/

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