sábado, 5 de febrero de 2011

La sombra de la resistencia cubana contra los yugos de todos los tiempos: SI MI PAÍS FUERA UN PUEBLO...


Si mi país fuera un pueblo…

“¿Qué queda de la sombra del cubano,

que tomaba las calles, protestando?”


Josán Caballero.


Si mi país fuera un pueblo,

y no polis de andamiaje,

por la casta de un gobierno,

que nos trata cual salvajes

"cubanillos de Indias": Traje

impuesto por dos castrenses,

con disfraz de eternos pajes,

que merecen ser castrados

de una vez, por su “artistaje”,

en contra de todo un pueblo,

sumido en el magno ultraje

de entender que sus derechos

son un cruel libertinaje,

cuando impedir libertades

es signo de un vil encaje

tramado por dos hermanos,

sobre el mal de sus herrajes.


Si mi pueblo fuera el de antes,

negado por ser colonia,

a la corona de un reino,

que lo trató cual gorgonia,

pensando que así era dueño

de las tierras de Amazonia.


Bayamo fue el pueblo de antes,

acorazado en la historia,

pues un Don quiso adueñarse

de esta ciudad promisoria,

y sólo encontró quemados

los restos de su memoria,

cuando el pueblo de Bayamo

entró, con fuego, en la gloria

de un país que no transige,

ni soporta escapatoria,

hasta que él mismo se libre

de esa infamia perentoria,

sin los yugos del que rige,

con virtud de la etnia doria,

la mentira y la irrisoria

majestad de los vencidos,

no por demos u oratoria,

sino por quebranto insano

de las leyes y la historia.


Si mi pueblo fuera ése,

que cual bayamés jinete,

decidió darle a la calle,

la defensa de un birrete,

para ganarse la patria,

con el filo del machete,

entre afanes de república,

como la sueña un majete,

no un barbudo inteligente,

que en verdad era un zoquete,

inventándose estrategias,

hasta entrar por el boquete

de este infierno, que ha creado

para el pueblo, su banquete

imponiendo armas, reveses,

y la voz que le compete,

ante presos inocentes,

en medio de ese gran brete

que han armado con la iglesia

y con los “españoletes”,

como si el mundo ignorara,

que en realidad un vejete

se ha encargado de enchufarse

en la tierra del “Chavete”,

para ganar la partida

en dos pueblos, de los siete

que le siguen la corriente,

cual si fuera un mozalbete,

y no este líder vetusto,

que ni lo aguanta El Templete,

con su grandeza en delirium

y los miedos al retrete,

viendo jóvenes que callan,

si les llega algún "billete",

en mesadas que resbalan,

sobre sueños al garete,

de una isla que hoy ensaya

sus papeles con grillete,

porque nadie se da cuenta

que si acepta, arma el bufete

de una casta de bandidos,

que usa al pueblo de soplete,

convirtiéndolo en su carne

de cañón, y hasta jarrete.

No hay quien aguante sus "turbas",

que si protestan, se meten,

tras máscaras de comunes

seres que dan su cachete,

para defender injustos

repudios de majarete.

Pero basta de trifulcas,

que dividen a la gente,

mientras un pueblo se pierde,

y lo disfruta el vejete,

con su claque omnipresente,

que escucha a regañadientes

y desfila incompetente,

aunque su mente no siente,

lo que el corazón presiente

de esa nueva "Triple Entente".


Si mi pueblo fuera egipcio

y devolviera a las calles,

la virtud de tanta gente,

que donaron ese valle

a las ciudades regentes,

como sembraron los mares

otros exilios vigentes,

para que Cuba, en detalle,

fuera más que una isla ardiente

(que la busque, quien la halle):

Un eterno precipicio,

que apresa a todo el que raye

estas crueldades de oficio,

que nos llevan al desmaye,

que trata cual indigente

al cubano de la calle,

y hasta como un delincuente

al que censura su talle,

Pues no hay pueblo, que ya aguante

tantas vilezas, y calle.


Si ese pueblo fuera el nuestro,

junto al egipcio, quién sabe,

o cualquier otro que viera

su democracia en un ave,

la libertad estuviera,

no en las boinas, ni el casabe,

celulares o vidrieras,

pues algunos, aunque acaben

de allanarse las fronteras,

se distraen, mas no saben

que otros usan sus maneras,

para ayudar a cualquiera

terminar con el deslave,

de la Intranet hacia afuera.

Puede que la infamia acabe,

donde el derecho es bandera

o virtud de un hombre libre,

para que nadie asumiera

salirse al mar, sin que vibre

su esperanza, cual quimera

de una vida sin calibre.


Si mi país fuera pueblo,

y no simple adormidera,

comprendería que aquellos

que le tomaron el pelo

o sumido en atropellos,

no serán jamás los dueños,

y hay que lanzarse a degüello,

por las calles o los cerros,

para terminar con ellos

y con su inútil gobierno,

de tentempiés y tipejos,

aplaudiendo todo el tiempo,

a esta cófrade de abuelos,

que pretenden ser remedio

de un país...¡Qué sacrilegio!


Si mi pueblo fuera pueblo

sería más que un mambí,

rebelde distinto a ellos;

por las calles, un jiquí

que se lanza sin resuello,

a la manigua de aquí

o la de allá. No hay destello

mayor, cuando un pueblo asume

su destino, como un sello

de libertad, que resume

conquistas sin atropellos.


Si mi pueblo fuera pueblo

el país sería calibre

de las leyes de un gobierno

democrático, en que vibren

las calles, que son las venas,

donde exhibe el hombre libre

su alma de caña y jengibre.


Vamos, pueblo, no más miedo,

desde oriente hasta occidente:

Desobediencia es el ruedo

del futuro presidente.

De ahí pa’ allá no hay más pueblo,

que lo diga nuestra gente.

Con esos dos no hay arreglo,

hay que tenerlo presente:

Si no espantamos los miedos

y tomamos nuestro suelo,

nos tendrán de penitentes,

mientras se reparten ellos

la isla y cayos adyacentes.


Es hora de unir el cielo,

con las manos de la gente,

y lanzarnos a la calle

cual un país, de repente,

con las damas que batallen,

ante injurias prepotentes,

y los jóvenes no acallen

la represión tan creciente,

para que rápido estallen

las mentiras más candentes,

cuando el desgobierno halle,

que se va por la pendiente

de una isla y un Versalles:

Dos Cubas yendo al poniente,

desunidas por detalles

de otro mal intransigente,

que comulgan en un valle,

donde nunca estuvo ausente

un espíritu que raye,

sobre la tierra indulgente,

que ama al pueblo por las calles,

con la patria, en su saliente

humanidad. ¡Que no encallen

los derechos de su gente,

su libertad al detalle!


Si mi pueblo hace presente,

como el egipcio, en sus calles,

yo me iría diligente,

para que nadie nos calle:

Somos plebe intransigente

colmando el mar y los valles

de una sangre competente,

inmerecida que encalle,

en la plaza omnipotente

del tirano. ¡Que restalle

sobre esa casta muriente,

nueva savia prominente,

y que los Castros estallen,

como aquel “maleconazo”,

que por poco rompe el mazo

de esa trama dirigente,

ante un pueblo convincente,

cansado de ser un ente,

sin futuro ni presente!


José Antonio Gutiérrez Caballero

Miami, 04 de febrero del 2011.

2 comentarios:

  1. debiera reproducirse y colgarlo en cada casa, centro de trabajo e incrustarselo en el hipotalamo. con la magia de la poesia has logrado lo que millones de toneladas de papel no han podido. alguien debiera ponerle musica y ser cantado en todos los lugares del mundo de un cubano este. gracias. con tu permiso desearia reproducirlo en mi blog. saludos.

    ResponderEliminar
  2. Es un honor para mí, Lázaro, que te lo lleves a tu gran blog de Cuba Independiente, y a todos los sitios adonde desees llevarlo, hermano. Agradezco tus palabras y las tomo como un cumplido, más que una demostración de que lo escrito tenga valores, más allá de los genuinamente movilizadores de las conciencias cubanas. Saludos y abrazos, Josán Caballero.

    ResponderEliminar